Ineptos digitales: El Cambio Y la Resistencia

Todos Podemos Llegar a Ser «Analfabetos» en el Nuevo Mundo

En estos tiempos de cambios vertiginosos, observo con pena y preocupación a muchas personas (especialmente personas mayores) que se enfrentan con enormes dificultades en este mundo cada vez más digitalizado.

Es normal que se sientan abrumados con tantos avances tecnológicos, que además sucedieron tan rápido. Los veo tratando de realizar gestiones en un cajero automático sin entender bien lo que están haciendo o luchando con sus teléfonos móviles, y pienso otra vez en lo rápido (y sin piedad) que avanza todo. Está claro además que en su fragilidad tecnológica, esas personas se vuelven el blanco perfecto para los «maestros del engaño».

También caigo en la cuenta de que mañana casi todos podríamos estar en ese lugar si negamos lo evidente y decidimos resistirnos a cambios que nos guste o no, ya están aquí.

Analfabetos digitales

La Resistencia a los Cambios

Siempre que hay grandes cambios, surgen también grandes resistencias. La repulsa a adaptarse a las nuevas tecnologías es algo que en la historia ha sucedido una y otra vez, de forma cíclica.

Es palpable el rechazo ante muchos de los últimos cambios tecnológicos en un amplio sector de la población, incluso en la generación de aquellos que siendo aun jóvenes hemos presenciado el avance de los ordenadores así como la aparición y cada vez más acelerada evolución de Internet. Incluso en personas que hoy se encuentran entre los 35 y los 50 años existen quienes deciden aferrarse con uñas y dientes a las formas tradicionales de hacer las cosas y se rehusan a aprender lo nuevo porque «las cosas siempre se hicieron así» o como me han dicho muchos, sienten «pereza de aprender».

Sin embargo, creo que debemos observar y reflexionar. El mundo siempre ha evolucionado y en el fondo todos sabemos bien que estos cambios no se detendrán, ni esperaran por nosotros.

Ciclos que Se Repiten

Observando la historia vemos que el progreso y los «saltos importantes» han seguido ciclos, dividiendo las distintas épocas en un antes y un después. Y en todos los casos, quienes no estuvieron dispuestos a aprender y entender las innovaciones quedaron afuera en los momentos cruciales. El revisar la historia (que para algo sirve) debería hacernos conscientes de que el progreso seguirá, con o sin nosotros.

Esto no se trata de convertirnos en unos expertos en nuevas tecnologías, sino de estar dispuestos a aprender para no quedarnos afuera de un sistema que sabemos que no suele ser comprensivo con las limitaciones. En este punto, ya entra la responsabilidad de cada uno de nosotros. Por pura supervivencia, deberíamos estar abiertos a adquirir nuevos conocimientos y mantenernos al tanto de los cambios. No hacerlo significará convertirnos en «ineptos tecnológicos» y por lo tanto en personas dependientes y frágiles en un entorno altamente digitalizado. Convertirnos en marginados y perder nuestra autonomía será mucho más doloroso que hacer el esfuerzo hoy de aprender un poquito cada día. Cuanto más tiempo pase sin subirnos al tren, más velocidad pillará y más difícil será alcanzarlo.

Es normal tener ciertas reservas frente a los avances tecnológicos, especialmente cuando escuchamos términos como «Inteligencia Artificial», «Blockchain» o «Criptomonedas». Pero en lugar de asustarnos y tirar la toalla antes de empezar la pelea, creo que la clave está en enfrentar estos conceptos con curiosidad y disposición para aprender. Necesitaremos al menos tener un conocimiento básico que nos permita desenvolvernos en esta nueva realidad que se presenta.

No se trata de «hacernos amigos de las inteligencias artificiales» tal como algunos han planteado de forma jocosa a través de memes (como el que comparto a continuación)…un ingenioso guiño a los fans de las películas de «Terminator».

ineptos digitales

Tampoco se trata de olvidar nuestra «existencia analógica» para vivir conectados a la Matrix. Nosotros debemos tener el criterio para decidir hasta qué punto dejamos que la «vida digital» ocupe horas de nuestra vida, más allá de el tiempo de conexión necesario para resolver problemas prácticos.

Se trata simplemente de una cuestión de supervivencia en esta era tecnológica, sin posturas extremas. Conocer las aguas en las que navegamos, saber cómo funciona el mundo y poder conservar nuestra preciada autonomía. No necesitamos convertirnos en seres deshumanizados, pero sí deberíamos ocuparnos de entender el entorno en el que nos movemos para tomar decisiones informadas y no quedarnos atrás.

Aprender, Informarnos y Decidir

El miedo y la negación no van a hacer que las nuevas tecnologías desaparezcan. Si «escondemos la cabeza» para no tener que hacer el esfuerzo de aprender y evolucionar con los cambios que se presentan, el futuro puede ser trágico para nosotros.

Las generaciones más jóvenes están creciendo con el cambio tecnológico incorporado a su vida de manera natural… pero aquellos que hemos vivido nuestra adolescencia y juventud en los años 80/90/00 nos encontramos muchas veces en medio del desconcierto, el miedo a lo desconocido, la negación y en ocasiones (también hay que decirlo) la pereza.

No Olvidemos que Tenemos Capacidad de Aprender

Como siempre, es imprescindible educarnos y buscar información sobre cómo estos cambios impactan nuestras vidas. Asistir a talleres, cursos o charlas sobre temas tecnológicos puede abrirnos un mundo de posibilidades y permitirnos tomar decisiones informadas en el ámbito financiero, de salud, de comunicación, entre otros. También podemos aprender por nuestra cuenta gracias a la infinidad de información disponible al respecto que diversos expertos comparten a diario en Internet, en formato de vídeo, libro o audio-libro.

Recordemos que las herramientas no son buenas o malas. Lo bueno o malo es el uso que decidimos hacer de ellas. El lado oscuro o luminoso de un nuevo recurso depende del tipo de uso que le damos nosotros, los humanos.

Las novedades tecnológicas pueden distraernos y quitarnos mucho tiempo valioso si tomamos malas decisiones. Podemos por ejemplo estar horas perdidos en las redes sociales sin hacer nada productivo con nuestras vidas, es verdad. Pero en el lado brillante, los nuevos avances también ponen a nuestro alcance una fuente inagotable de conocimiento al que antes no podíamos acceder. Es el tiempo de los autodidactas, porque el conocimiento está más al alcance que nunca (obviamente siempre aplicando precaución y buen criterio para filtrar).

No olvidemos que la digitalización también tiene otras ventajas y comodidades: conectarnos con nuestros seres queridos a pesar de la distancia geográfica, acceder a una amplia gama de productos y servicios, y gestionar algunas de nuestras tareas diarias de manera más eficiente y rápida, entre muchas otras cosas.

No se trata de renunciar a nuestras raíces o valores, sino de entender el terreno en el que caminamos. Todos podemos aprender, y la disposición para hacerlo es la clave para no quedarnos atrás.

Con un espíritu de aprendizaje y adaptación, podemos adaptarnos con confianza a los nuevos tiempos y recibir el futuro con tranquilidad, autonomía y entusiasmo.


¡Gracias por leerme, querid@s ! 🧜🏽‍♀️❤️⚡️

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